A.A.

Me siento como una alcohólica mas nunca he tomado una gota de alcohol. Mi adicción tampoco se basa en una pastilla o inyecciones. Me siento como una alcohólica porque soy adicta a vos.

Sé que me haces daño pero aun así te busco desesperadamente. Y yo trato, en verdad trato, de alejarme de vos pero la adicción es más fuerte. Necesito aunque sea un poquito de vos, un poquito que me calme las ansias. Y como con toda droga, el problema es que cada vez el efecto es de menos duración. Cada vez la calma dura menos. Cada vez las ganas aumentan y ese "poquitito" de vos ya no me basta.

Y la gente no me entiende, no entiende que vos sos un vicio que me carcome y yo no puedo hacer nada. ¿Por qué no hay grupos de desintoxicación que me sirvan? Luchar sola contra esta adicción es más difícil de lo que pensé.

Me siento como una alcohólica porque cuento los días que no te veo aunque el síndrome de abstinencia me este volviendo loca.
Es una lucha diaria.

Me siento como una alcohólica porque he estado tentada a reemplazarte, a reemplazar este vicio con otro más fuerte pero tengo miedo. Y me muero de tristeza también, porque sé que no sos vos lo que me tiene así, sino el efecto que tienes en mi. El efecto que yo misma he creado, al idealizarte.

Y me muero de tristeza porque sé que si algún día llegas a complacerme, a amarme, el encanto se perderá y no me quedará nada más de que depender. Porque en eso si que sos diferente del alcohol; el grado de tolerancia no aumenta ni es proporcional a su consumo. Estoy y soy excesiva y prolongadamente adicta a vos porque no te tengo. Es la espera y el proceso de solo poder tenerte de a pocos lo que aumenta mi enfermedad. Y este es mi delirio, ya que irónicamente mi único tratamiento productivo sería que vos me quisieras... pero eso nunca va a pasar.

Imagen del pintor español
Mariano José María Bernardo Fortuny y Marsal