Amas al otro, al que ya no está

Este es un diálogo entre un psicólogo y una paciente, que venía en un libro de Walter Riso (Ama y no sufras). Independientemente de si el autor gusta o no, el siguiente diálogo me pareció interesante. Me pasó una vez; insistir en pensar que todo sigue igual cuando en realidad todo ha cambiado. Dice:

Terapeuta: Me dices que él ya no es el mismo, que se acabó la seducción, que ya no es igual contigo y que incluso a veces no te trata bien, ¿entonces por qué sigues allí?

Paciente: Yo sé que el me quiere, aunque no me lo demuestre igual.

Terapeuta: En realidad él demuestra todo lo contrario. Pasearse con otra mujer frente a tus narices y besarse con ella no me parece "un cambio en la manera de amarte".

Paciente: Después me pidió disculpas...

Terapeuta: Difícil de procesar, ¿verdad?... ¿No estás cansada de sufrir y de esperar que él recapacite?

Paciente: Sí, sí... Pero lo que vivimos fue tan maravilloso, él fue tan especial conmigo...

Terapeuta: Eso fue hace 8 meses, eran otras condiciones, estaban en la euforia del encuentro inicial. Los comienzos siempre son encantadores.

Paciente: ¡Es que yo lo quiero!...

Terapeuta: Pregúntame a quien quieres en realidad: ¿al hombre que me describes ahora o al que conociste hace unos meses? Este hombre presente no es el mismo que guardas en tu memoria. Él ha cambiado, al menos no siente lo mismo por ti.

Paciente: ¿Quiere decir que estoy enamorada de una ilusión?

Terapeuta: Tu sentimiento tiene un componente de realidad evidente, él no es totalmente un invento tuyo. Pero creo que estás enamorada de un recuerdo, amarrada al pasado feliz. Además, guardas la esperanza de que ese ser maravilloso aparezca otra vez en tu vida. Cuando pasó la tempestad de la pasión y la novedad, tú quedaste con un remanente afectivo, él no...

Paciente: ¿Y usted como sabe si él no va a volver a ser el mismo?

Terapeuta: No lo sé. Lo que me interesa saber es hasta cuándo vas a esperar, cuál es tu límite y tu resistencia psicológica. Recuerda que esto te puede enfermar seriamente. Cuando estás frente a él, su cuerpo, su olor, su voz o su mirada activa tu memoria y la imagen que tanto añoras, eso te impide olvidarlo o alejarte definitivamente. Insisto: este hombre no es el que amas, amas al otro, al que ya no está.