Era un día de octubre. Llovía a cántaros en todo lado. Es gracioso porque ambos odiamos la lluvia; era una de las muchas cosas que tenemos en común...
Después de un ocupado día de trabajo, hice todo lo posible por llegar a casa temprano y prepararte algo de comer. Quería hacerte una cena rica aunque sé que el chef sos vos...
Llegaste empapado, cansado y con sueño pero con una sonrisa al verme. Ambos extraños en ese lado de la capital, ambos de otro mundo caliente y soleado.
Mi postre fueron tus labios. Esos que decían las palabras justas en el momento adecuado.
Debo confesar que nunca dormí tan cómoda como ese día. Tu brazo fue mi almohada y tu cuerpo mi cobija.
Antes de caer dormida fueron tus palabras las que endulzaron mi sueño: "Je t'adore chérie... De pieds à tête".
En francés, ¡qué detalle!
Puedo recordar ese día como si fuera ayer.
De hecho, puedo recordar a la perfección cada uno de los días que estuvimos juntos.
Y no puedo ni quiero mentirte: aún hoy, ese día para mi significa perfección. Lo guardo dulcemente en mi corazón pero a la vez me provoca miedo, por que nunca he visto que la perfección se repita dos veces...
Aunque la lluvia pasó y te llevó con ella, no borró ese día, las horas, los momentos.
Aunque la odio, mataría por estar empapada, de vos.
Vos, ese hombre inteligente, único, dulce y aventurero... Sos mi día perfecto.
3 comentarios:
La perfeccion no se repite pero en el caso del amor cuando ambas personas de verdad se aman cada momento tiene un gran potencial de volverse perfecto y aunq no lo sea tal vez uno lo logre sentir.
Que bueno karo, escribiendo de nuevo - sin presiones... sencillamente bueno!
Un beso flaca
Es que entonces la perfección sería algo subjetivo y no tendría el valor que tiene ahora...
Saludos
El recuerdo hace que se reavive ese momento perfecto, y prepara para cuando llegue la oportunidad de repetirlo.
Saludos...
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