Él y Él

Él me comprende. Es detallista y sabe de antemano lo que quiero. Me conoce. Ama cada parte de mi cuerpo, cada dedo, cada arruga temprana, cada cabello. Me levanta con dulces poemas de Benedetti o de Neruda, que sabe me encantan. Pasa pendiente de mi día, aguanta mis enojos y torpezas. Sabe que mi color favorito es el azul y por eso me compra no-me-olvides cada semana. Me espera.

Él me entiende. Es impulsivo e intenso como yo. Me conoce. Despierta instintos en mi que no conocía. Ama cada parte de mi cuerpo, mis labios, mi espalda, mis ojos. Me da las buenas noches con poemas de Poe o Baudelaire, que sabe me encantan. Me aguanta mis berrinches y pasividades momentáneas. Sabe que mi número favorito es el diez y por eso me da diez besos antes de irse. Me espera.

Y yo... Yo soy solo una simple mortal. Que no decide. Que espera que esperen. Que ama cada uno de sus cuerpos, cada uno de sus besos, cada uno de sus momentos. Una simple mortal que cobra vida gracias a estos dos polos opuestos, con solo una cosa en común: yo.
Una egoísta e indecisa mortal que ama el azul y el número diez por igual...

Imagen: "Threesome" 

del pintor israelí Boyan